«La OCDE ha publicado este lunes un extenso
informe sobre la situación económica de España, en el que además de
diagnosticar los problemas existentes ofrece recomendaciones de política
económica. Como institución multilateral y hegemónica que es, su
concepción de la economía parte de un punto de vista convencional, muy
próximo a los postulados neoclásicos. A continuación se resumen los
puntos más importantes y se ofrece desde un enfoque crítico de la
economía una respuesta argumentada y respaldada por evidencia empírica.
-Según la OCDE (también según los economistas convencionales, FMI, BM, CEOE, etc) no hay opción para la política fiscal debido
al elevado déficit público y a la elevada deuda pública. Por eso dicen
que no es posible aumentar el gasto público y que no queda más remedio
que intervenir en otros ámbitos como la legislación del mercado laboral
(reduciendo los derechos de los trabajadores) o la política monetaria
(inundando de dinero barato a los bancos).
1. Falso. Por supuesto que hay margen para política fiscal, se trata de luchar eficazmente contra el fraude fiscal (80.000 millones de euros cada año no recaudados según Gestha,
el sindicato de técnicos de Hacienda), realizar una reforma fiscal
progresiva (se podrían recaudar de las capas más acaudaladas 25.000
millones de euros más cada año según Gestha) o incluso –si el BCE
tuviese voluntad- financiar gasto fiscal directamente con préstamos del
BCE, ya sea vía Banco Europeo de Inversiones u obligando a los bancos
privados a hacerlo (esto último antiguamente lo hacía el Banco de España
y en la actualidad se hace en Islandia, por poner sólo dos ejemplos).
2.
La deuda pública es elevada pero ése no es el problema. La cuantía
total no es un problema, lo importante es el coste de la misma. Por
ejemplo, Japón tiene más del 230% del PIB de deuda pública (España tiene deuda de 100% del PIB) y ése no es su problema (Japón tiene una tasa de paro del 3,7%;). Además, la
cuantía total se podría disminuir (y se debe hacer) a través de una
reestructuración de la misma, además de buscar el crecimiento del PIB,
que lograría disminuir el ratio deuda/PIB (indicador por excelencia de la deuda pública).
3. Más importante aún: el gasto fiscal estimula la actividad económica (más
demanda, más beneficios, más contratos, más inversión), de forma que
luego se recaudaría más por impuestos y se gastaría menos en
prestaciones por desempleo y otras ayudas públicas. Aumentar el gasto público tiene como efecto una disminución del déficit público a medio plazo.
-Según la OCDE en España hubo 15 años en que los sueldos crecían más que la productividad y eso provocó una pérdida de competitividad.
Es decir, que la culpa de que España venda pocos productos en el
extranjero es de los trabajadores que han cobrado mucho y han
imposibilitado que los empresarios puedan descender el precio de los
productos exportados.
1. Lo de que los salarios han
crecido más que la productividad sólo es cierto si se hacen trampas con
los indicadores (es decir, utilizando el coste laboral unitario nominal), deflactando la productividad y no los precios. Pero si no se hacen trampas (utilizando el coste laboral real), los salarios han crecido muchísimo menos que la productividad, de forma que los trabajadores cada vez han recibido menor proporción de la tarta generada. La culpa no es de los trabajadores, que precisamente no han dejado de perder capacidad adquisitiva.
2. Lo de que el anterior punto provocó una pérdida de competitividad es categóricamente falso.La
competitividad de España no empeoró, como demuestra que sus
exportaciones crecieran al ritmo del 8% antes de la crisis (datos de
COMEXT de la Unión Europea) y que su cuota exportadora (porcentaje de
exportaciones españolas sobre el total de exportaciones mundiales) se haya mantenido en torno al 1,7% (¡incluso
en unos años en los que China ganaba terreno a todas las demás
economías como Italia, Francia o EEUU!). Las empresas españolas nunca
perdieron competitividad, y resistieron sólidamente el empuje de China.
3.
Los economistas convencionales afirman que España perdió competitividad
porque se centran erróneamente en dos elementos inservibles: 1) en el
coste laboral unitario nominal, que es un indicador construido de forma
tramposa y que penaliza a los salarios, además de que suelen utilizarlo
para el agregado de la economía en vez de para los sectores que exportan
(¡no sirve de nada decir que sectores que no exportan, como los
servicios de abogacía, han visto deteriorarse su coste laboral
unitario!). Cuando uno utiliza este indicador únicamente para los
sectores que sí exportan entonces los resultados revelan que no se
perdió competitividad. 2) Se centran en el saldo comercial, que es la
diferencia entre exportaciones e importaciones. El saldo comercial sí
era notablemente negativo en esos años, pero fue debido al intenso
incremento de las importaciones y no a las exportaciones, ya que éstas
no retrocedieron. Las importaciones aumentaron porque la demanda interna
de España era muy elevada. Ahora, en crisis, ya no lo es, y por eso el
saldo comercial se ha reducido tanto. Los economistas convencionales
dicen que es por haber reducido el salario de los trabajadores, ¡pero no
es por eso!
4. Ahora bien, es cierto que justo después de la
crisis (2010, 2011, 2012) las exportaciones españolas aumentaron un poco
(aunque en 2013 se frenaron y comenzaron a caer en 2014). El discurso
convencional es porque los salarios cayeron (debido a las reformas
laborales) y ello permitió ganar competitividad. ¡Tampoco es cierto! Los
precios de los productos exportados aumentaron durante estos años, en
vez de caer. La reducción de salarios se tradujo en un aumento del
margen de beneficio de las empresas españolas. Desde el segundo
trimestre de 2009 hasta el tercer trimestre de 2013 los salarios se
redujeron un 9%; en ese mismo periodo el margen bruto de beneficios
cargado por las empresas se elevó un 16% (1). Algo similar apunta el Servicio de Estudios del BBVA utilizando
los datos del Banco de España: entre 2009 y 2012 los precios de las
exportaciones españolas, medidos a través de los índices de valor
unitario, aumentaron un 2,2% más que en los países desarrollados. No es
de extrañar que en 2012 y en 2013 España hiciese récord en beneficios
empresariales, según un estudio de Natixis, y tal como se refleja en el
siguiente gráfico.
5.
El aumento de exportaciones se explica por otros motivos: a) las
empresas han querido deshacerse de los productos almacenados que ya
habían producido y que no podían vender en España, y por eso los han
vendido en el extranjero, y b) viendo que en el interior de España no
pueden vender sus productos, las empresas se han orientado más a vender en el extranjero.[...]»
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