segunda-feira, 27 de outubro de 2014

¿Por qué cambiamos la hora, por qué la cambiamos ahora y qué tiene que ver con los horarios de trabajo?

«Termino una serie de artículos sobre los husos horarios y los horarios con esta entrada, en la que quiero hablarles del papel que desempeñan el cambio de hora de primavera y de otoño en la formación de estos horarios.
Antiguamente el ciclo económico y social estaba ligado al Sol porque no había luz artificial de suficiente calidad para hacerlo de otra forma. La diferencia de longitud de los días en las latitudes de Europa hacía que la organización de la actividad fuera diferente en invierno y en verano. Actualmente es razonable suponer que las personas realizan (y también prefieren) una actividad estable a lo largo del año. Cuando he analizado la distribución de horas de entrada al trabajo en las regiones que he podido analizar he supuesto que el resultado obtenido es un comportamiento promedio anual, válido y representativo de cualquier día del año.
Así esta figura muestra el porcentaje de personas que han entrado a trabajar a las 0912 de la hora civil en Italia en las regiones europeas analizadas. El color con el que se muestra el nombre de la región indica la banda del porcentaje de personas que han entrado a trabajar en ella —convencionalmente la cuenta empieza a las 0400 hora civil—.
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Proyección ortográfica de Europa occidental con percentiles de la hora de entrada al trabajo en las regiones analizadas. En azul las fronteras de los husos civiles vigentes.
Una interpretación posible de la figura es que Italia está más avanzada por estar más hacia el este; España está más avanzada por ester en el «huso incorrecto»; mientras que en las islas británicas la actividad es menor porque son las 0812 hora civil.
El inconveniente de esta interpretación es que se basa en los husos, que son convencionales. Si a esta figura le superponemos la línea del amanecer más tardío obtenemos esta imagen:

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Proyección ortográfica de Europa occidental con percentiles de la hora de entrada al trabajo en las regiones analizadas y el amanecer invernal. En azul las fronteras de los husos civiles vigentes. La línea del amanecer se representa en gris. La imagen de noche tiene un difuminado alrededor de 6° de la línea de amanecer para simular el crepúsculo civil.

que explica, probablemente de forma más correcta, que en España y en Italia siempre es de día a la hora de la imagen, mientras que en las islas británicas aún no ha amanecido si nos encontramos cerca del solsticio de invierno. En cierta forma la figura muestra la aversión de la población a entrar a trabajar antes del amanecer.
Entonces, los horarios laborales se ajustan aprovechando el sol invernal pero ¿qué ocurre el resto del año? Esta animación muestra una imagen desde el Polo Norte de la misma hora civil en diferentes meses del año y como a esa misma hora Europa está cada vez más alejada de la línea de salida del Sol, lo que implica que este está más alto sobre el horizonte.
En la animación se tiene en cuenta el efecto del cambio de hora de marzo y de otoño que, convencionalmente, se justifican como una medida de ahorro energético. Pero, ¿tiene una explicación en el contexto de esta discusión?
Sí. La primera pista la da el propio sentido del cambio: al adelantar la hora en marzo y atrasarla en otoño hacemos que la hora civil del amanecer varíe menos al alejarnos del Ecuador. La diferencia entre la hora civil del amanecer invernal y la hora civil del amanecer estival se reduce en una hora. En justo contraste, la hora de la puesta del Sol amplía en una hora su rango natural de variación. Obviamente la cuestión es que si retrasásemos el horario en marzo y lo adelantásemos en otoño conseguiríamos el mismo efecto pero al revés: estabilizar la hora de la puesta del Sol y hacer variar la hora del amanecer. A nadie parece interesarle este invento porque es la hora del amanecer la que desempeña un papel primordial en la actividad humana. Queremos que la actividad humana sea estable a lo largo del año y, por tanto, necesitamos que el amanecer sea estable a lo largo del año.
La siguiente figura animada muestra la diferencia entre tener el horario de verano y no tenerlo a la misma hora civil en la que se muestran las imágenes anteriores:

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La diferencia entre tener y no tener horario de verano en el mes de junio a las 0912 hora civil en Italia. Si no hubiera horario de verano la distancia al amanecer y la altura del Sol sobre el horizonte serían mayores.

La tan cacareada medida de ahorro energético —uno tiende a imaginarse a un batallón de analistas calculando números, pros y contras— no es más que la tendencia natural a aprovechar la luz matinal. Si no existiera ese cambio los trabajadores tendrían un incentivo para, en los meses de verano, entrar a trabajar antes, y así poder descansar y ociar antes. El cambio de hora favorece así la estabilización de la jornada laboral a lo largo del año al estabilizar la hora del amanecer.
El último argumento es el análisis de cuándo realizamos los cambios de hora, tanto el de primavera como el de otoño. Es decir, ¿por qué ahora? En la siguiente figura animada se compara el amanecer de estos últimos días de octubre (20141024) con el amanecer del solsticio de invierno (20141221).[...]»

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