«La crisis
del capital parece que mengua aunque en realidad no puede aumentar más,
parece que empieza a construir lo derruido pero lo cierto es que ha
acabado con todo. En términos fácticos, los recortes en educación han
llegado a la trastienda, han irritado a los estudiantes y es
inadmisible. Aunque para más inri no construyen lo derruido sino que
crean lo inconstruible, es decir, la L.O.M.C.E. Señores ésta es la
realidad española tras la última huelga estudiantil sobre la nueva
educación elitista impuesta a golpe de mayoría absoluta.
Pero
además de estar en pie de guerra, paralelamente, se cierne otro gran
debate que incluso resta importancia a la política educativa. ¿Los
sistemas educativos actuales, ya no solo en España sino en el resto del
mundo, son coherentes con la modernidad del s. XXI? Todo apunta que no.
Para analizar por qué no, responderemos otras preguntas más básicas aun.
¿Qué es la educación?, ¿Cuál es el fin?, ¿Con qué objetivos? “Es un
sistema social cuya función es transformar personas cooperando con otros
sistemas, principalmente a través de las carreras profesionales.”
(Pérez- Agote, 2010) “Nuestro sistema educativos fue concebido para
satisfacer las necesidades de la industrialización: talento para ser
mano de obra disciplinada con preparación técnica y jerarquizada en
distintos grados y funcionarios para satisfacer al Estado Moderno”
(Robinson, K. 2010) explica el fin y para finalmente decir que “nos
educan para ser productores y consumidores no para ser hombres libres.”
(Sampedro, J.L. 2011)
Aquí es
donde radica el fracaso en los sistemas educativos actuales. Las nueve
reformas educativas en España son “el producto de una imperfecta
relación entre educación y cambio social,” (Pérez- Agote, 2010) es
decir, arrastramos la altisonancia entre una educación obsoleta fruto de
la Revolución Industrial y la modernidad y valores propios del s. XXI. Y
no solo eso, seguimos uniformando los modelos a nivel Europeo como
Boloña. Seguimos midiéndolos con los informes PISA de la OCDE que “lleva
a los países a imponer un pensamiento único que educa a los niños para
conformarse con ser parte mediocre de las masas sin empleo.” (Hecht, Y.
2014) Y objetivamente es así, nos hacen creer que la formación es la
clave del futuro pero la realidad esconde paro, frustración y
desmotivación por no poder ver recompensado tu esfuerzo en forma de
trabajo estable y digno en condiciones laborables, ya que pocos son los
que perciben el fracaso en los sistemas productivos españoles incapaces
de absorber toda la gente cualificada, que el mismo Estado produce,
debido a la incompetencia de sus recursos.
Los
procesos de transformación educativa son visibles en muchos rasgos, y
todo son concordantes con los valores intrínsecos de cada sociedad.
Personalmente, puedo constatar someramente algunos de éstos, ya que he
estudiado con 3 reformas educativas y con gran espacio de tiempo en una
de ellas. Mi primera etapa de Primaria el tipo de enseñanza que se
impartía y recibíamos era basada en “la fila, la repetición, la
paciencia o el aburrimiento (…) en masa adoptando, el conformismo como
forma de vida” con el fin de mejorar “la fragmentación del tiempo, la
instauración de la disciplina como método pedagógico y la clasificación
de los alumnos en niveles” (Pérez- Agote, 2010) pero todo ello con
clases pasivas y con un claro autoritarismo del docente. Pero esto no es
casual, sino es un reflejo de la sociedad de los años noventa, bastante
patriarcal, industrializadora y con fuerte influencia cristiana. En
este caso la escuela “se centra en lo que yo era malo para convertirme
en otro mediocre y no en lo que yo era bueno para mejorarlo.” (Hecht, Y.
2014) Finalmente en mi última etapa, el bachillerato, se puede percibir
un cambio drástico, y de esto, ya han pasado más diez años. Ya no
solamente a nivel educativo sino sociológicamente también. La era de
Internet, de las comunicaciones y en general de la tecnología forman
parte de nuestras vidas, y todos estos cambios que nos han dado tanto
pero a la vez nos han quitado lo más básico, la intimidad, han provocado
unos roles en la sociedad que hacen que la educación se tenga que
replantear.
Las modas
atrevidas, los ideales vulgares creados por la publicidad; la pasividad
crítica, la manipulación mediática impuesta por los medios de
comunicación; la sustitución del esfuerzo por la inmediatez, de lo lento
a lo fugaz causado principalmente por la 3ª Revolución Tecnológica,
Internet; la solidez de los valores por la liquidad de las promesas
expuesta por la teoría de Bauman. Todo esto y mucho más entran en
contradicción con los sistemas educativos actuales que persiguen los
valores tradicionales, generando una contradicción en el eje
escuela-familia y la sociedad del consumo que provoca un desequilibrio
en los procesos de aprendizaje de los estudiantes causándoles en cierta
medida un mal menor que ocasiona desorientación en sus valores.[...]»
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