quarta-feira, 11 de março de 2015

Desafíos para Podemos

«Podemos ha definido y propuesto elementos básicos de un proyecto político: un adversario (casta, sistema oligárquico), una base social de apoyo (ciudadanía o pueblo –descontento-), un programa (más democracia, más derechos, economía al servicio de la gente) y una estrategia transformadora (nuevo campo electoral, movilización social y participación cívica, proceso constituyente). Existen límites e insuficiencias de cada uno de esos aspectos. Pero globalmente constituyen pilares de una alternativa al poder establecido y sus políticas regresivas y autoritarias y señalan un camino transformador. (Un amplio análisis sobre Podemos se puede ver en “A propósito de Podemos

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Todo ello ha sido suficiente para enlazar con el apoyo y la simpatía de una parte significativa de la ciudadanía indignada y el movimiento popular. Pero hay que profundizarlo y matizarlo para acometer las nuevas tareas que aparecen por delante: fortalecer un polo alternativo unitario, social y político, ganar representatividad y peso en las instituciones políticas y apostar por el cambio político y la transformación socioeconómica.

Dejamos al margen la valoración crítica que merece el rechazo global al conjunto de este proyecto, tachado de totalitario y extremista, venido desde el poder establecido y su aparato mediático. También se apunta a esa descalificación la dirección del partido socialista e intelectuales afines. Así, Pedro Sánchez, su Secretario General, al definir su estrategia política, insiste en desacreditar a Podemos como un grupo populista que sigue el modelo ‘venezolano’, sin libertad ni progreso y, además, ¡son aliados del PP! (con el desacuerdo de Pérez Tapias, de Izquierda Socialista, que representa al 15% del PSOE y pide un acercamiento). Ello aunque Pablo Iglesias, portavoz de Podemos, recalque que la situación latinoamericana es distinta a la española y que su objetivo fundamental es combatir a la casta y su dominio y privilegios, profundizar la democracia y ensanchar la libertad y la participación ciudadana.

Cabe citar algunas interpretaciones no equilibradas, basadas en puntos débiles o parciales, que llevan a elaborar un diagnóstico sesgado sobre Podemos. Existen análisis que ponen el acento en la inexistencia o irrelevancia de la casta, su concepción antipluralista del sujeto ciudadanía o pueblo, su inconsistencia, la inconcreción de su programa y, en fin, la falta de estrategia transformadora y el carácter mítico o formalista de su propuesta de proceso constituyente. En ese sentido, se hace abstracción del contenido sustantivo de casta, el poder establecido, regresivo, prepotente y con ventajas especiales, y se infravalora la amplitud de una ciudadanía indignada, su composición de capas populares y el impacto del movimiento de protesta social progresista. Así mismo, no se valora suficientemente que sí han definido unas ideas clave –democracia, derechos, economía al servicio del pueblo- frente al poder establecido y que sus mensajes han sido comprendidos y sus líderes aceptados por un sector significativo de la ciudadanía crítica y descontenta.

Distintas posiciones del ámbito progresista reconocen la influencia social y política de este fenómeno y el incremento de espacios de participación ciudadana, es decir, lo más evidente. Pero algunas de ellas achacan este hecho, sobre todo, a la oportunidad y el acierto en la difusión de una buena campaña comunicativa (publicitaria), con unos lemas populistas y basados en el estímulo de las emociones populares. O sea, no valoran suficientemente el proceso de conformación de la actual polarización sociopolítica entre, por un lado, élites dirigentes que aplican una política regresiva y prepotente y, por otro lado, una ciudadanía indignada, con un fuerte movimiento popular, progresista y democrático. Es la base consistente en que se ha apoyado un proyecto político-electoral cuyos componentes principales han sido realistas, transformadores y explicados con argumentos racionales, y cuyos mensajes sintéticos han conectado con la cultura cívica y han facilitado el apoyo popular a su liderazgo. La consecuencia es la infravaloración de la construcción de un polo de referencia alternativo, diferenciado de la socialdemocracia y, según los últimos datos, de similar peso representativo.
En definitiva, este nuevo proyecto político, que acaba de nacer en una coyuntura crítica, todavía es frágil y necesita maduración. Pero se asienta en una realidad de, por una parte, desigualdad social y autoritarismo institucional y, por otra parte, una amplia conciencia popular crítica y fuertes demandas ciudadanas de cambio. Permite aventurar, si acierta en el desarrollo de sus posiciones clave y la convergencia con el resto de fuerzas alternativas, que puede condicionar todo el panorama político.[...]»

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Ssociólogos, Antonio Antón Morón

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