sexta-feira, 27 de fevereiro de 2015

Masculinidades o cómo hacerse hombre en tiempos del feminismo

«Los estudios sobre masculinidades comprenden una serie de procesos desarrollados en el mundo durante los últimos 30 años, que se proponen repensar la construcción de identidad y género de los hombres en medio de los cambios políticos y sociales impulsados por el feminismo.

masculinidad-igualdad

¿Que define lo masculino? ¿Qué hace hombre a un hombre? ¿Qué desafíos tienen los varones en pleno auge del feminismo? Son algunas de las preguntas que se trataron de responder en el V Coloquio internacional de estudios sobre varones y masculinidades, titulado “Patriarcado en el siglo XXI: cambios y resistencias”.

El encuentro, realizado entre el 14 y el 16 de enero se llevó a cabo en la facultad de Ciencias Sociales de la Universidad de Chile. Con más de 200 ponencias e invitados internacionales, la instancia tuvo como objetivo principal problematizar la masculinidad y entender cómo opera el patriarcado en los hombres.

Klaudio Duarte, sociólogo, académico e investigador de la Universidad de Chile, señala que si bien los estudios de masculinidades llevan décadas desarrollándose, es en los últimos 30 años donde se ha vuelto más urgente develar la forma en que se produce la construcción de la identidad del sujeto masculino: “Los hombres aprendemos a ser hombres. No nacemos machistas, aprendernos a reproducir patriarcado a través del sexismo, la homofobia, el falocentrismo, la heteronormatividad. Lo importante es que esos aprendizajes se pueden desaprender, lo que implica necesariamente una lucha política”.

Klaudio Duarte-masculinidad

Masculinidad hegemónica


Cristian González Arriola, psicólogo e investigador de la Universidad Nacional Autónoma de México UNAM, señala que desde una perspectiva de género es posible desnaturalizar la condición de subordinación de las mujeres y la condición misma de los hombres, es decir, “mediante lo que Judith Butler llama performatividad es que nosotros vamos innovando esta condición de género que pareciera ser dada pero que nosotros al momento de hacer fuera de la norma, me parece estamos resignificando y reinterpretando lo que implica ser hombre y ser mujer”.

González Arriola toma del filósofo francés Pierre Bourdieu el concepto de habitus, es decir, observa una relación  entre las formas de actuar, pensar y sentir asociados a la posición social y cultural de los sujetos. Desde el punto de vista del género, el  habitus estaría conformado por una masculinidad hegemónica fundada en el machismo y en la superioridad de un género por sobre el otro. “Se enseña a los hombres desde niños a no  mostrar emociones o signos de debilidad: a ocultar todo lo que lo acerque a lo femenino. Los hombres tenemos que demostrar ser hombres de manera constante y periódica y la masculinidad existe en oposición a lo femenino y es por eso se construye en relación a nosotros, las parejas, los amigos, los colegas”, señaló.

Así, se comprende la masculinidad como un sentido de significados que van cambiando y reinterpretándose. “Seguir hablando de hombres agresores y mujeres víctimas supone un discurso cómodo y políticamente correcto”, declaró González Arriola y explicó que desde la perspectiva de algunos autores, la masculinidad, en tanto construcción cultural, estaría referida más a una posición de poder respecto de otros, que a una condición biológica. De esta forma, y en opinión a ciertos teóricos feministas, la masculinidad podría ser ejercida también por mujeres.

Oprimidos pero con privilegios


Los estudios sobre masculinidades han develado una serie de aspectos que se desconocían respecto a los procesos de construcción de la identidad masculina. En este sentido, la teoría de género ha sido un aporte fundamental para desmitificar el determinismo biológico que se creía, dominaba a los hombres.

Oprimidos pero con privilegios

Bajo este punto de vista, el patriarcado, entendido como un proceso histórico y contingente, victimiza tanto a hombres como a mujeres. La imposición social de tener que parecer machos,  duros, competitivos, falogocentricos, constituyen una forma de sumisión  sistemática.

Klaudio Duarte señala que si bien el patriarcado oprime a los hombres, éstos conservan intactos los privilegios que les otorga: “Ser los primeros en sentarnos a la mesa, comernos el plato de comida más grande, ser aquí mismo en la Universidad de Chile los que ganamos el mejor salario respecto a nuestras colegas, los que podemos ejercer violencia, piropear a las mujeres en la calle y tocarles el trasero en el metro sin que nadie diga nada,  porque esa violencia está naturalizada”, señaló y agregó que no se trata de construir un discurso bajo la lógica del empate entre hombres y mujeres, porque “mientras los varones no soltemos esos privilegios, esa idea de que somos víctimas del patriarcado no va a poder ser asumida por nosotros”.

Devenir padre


Convertirse en padre representa un cambio fundamental en la vida de los hombres y tiene un amplio impacto en la construcción de sus  subjetividades. David Amorín, psicólogo y académico de la Universidad de la República de Uruguay,  señala que los hombres de mediana edad sienten que son mucho mejores padres que sus propios progenitores. Según el investigador, los padres actuales buscan mantener una  comunicación saludable con la prole, apoyar y promocionar iniciativas de los hijos, estar más receptivos, disponibles y tener  actitudes lúdicas y de diversión.

Por su parte, los resultados de la Encuesta Internacional de Masculinidades y Equidad de Género IMAGES Chile, realizada en 2011 confirmaron que vivimos en un ordenamiento de género con profundas desigualdades y con aún persiste la existencia de roles estereotipados y segregadores para hombres y mujeres.

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La encuesta arrojó que mientras más de la mitad de los hombres reportaron  jugar con sus hijas/os en casa, apenas un tercio cambia pañales, prepara alimentos, baña a sus hijas/os, y apoyar en tareas escolares. Mientras que un 63,7 por ciento de los hombres reportan que la mujer cuida diariamente (siempre o usualmente) a sus hijas o hijos, un 80 por ciento de las mujeres señala hacerlo.

En la investigación recogida en su libro Adultez y Masculinidad: la crisis después de los 40, David Amorín señala que “una de las modificaciones en la identidad de género masculina es la existencia de una mayor capacidad para desplegar sentimientos y actitudes afectivas para con los demás sin que esto, dentro de ciertos umbrales, amenace los estereotipos de virilidad exigidos al varón por mandatos culturales de larga data. Esta condición parece relacionarse directamente con la mejor capacidad hacia los hijos/as, en lo que hace a la comunicación, el apoyo y confianza, la receptividad y disposición”.

La esfera domestica como punto crítico en las masculinidades


Si bien se encuentra ampliamente aceptado que los hombres, durante las últimas décadas, han desarrollado un relevante proceso de integración a las actividades reconocidas patriarcalmente como femeninas, aún conservan intactos los privilegios que históricamente han ostentado.

En su investigación en curso titulada Relaciones de género y arreglos domésticos: la configuración de nuevas masculinidades, la doctora en filosofía y académica de la Universidad de Concepción, Lucía Saldaña, señala que existe un intento de complementariedad, marcada por acuerdos emergentes tendientes a la resolución democrática.

esfera domestica masculinidad

Esta complementariedad se da con la salvedad de que los varones tienen la potestad para decidir qué tipo de actividad realizarán, mientras que son las mujeres las que asumen las tareas domésticas más incómodas pero relevantes del hogar. “Aún no encontramos hombres que limpien baños”, señaló Saldaña.

Respecto a este tema, la encuesta IMAGES Chile de 2011arrojó que entre un 62,6 y un 73,7 por ciento de los varones dice que su pareja generalmente hace más o hace todas las tareas como preparar alimentos, lavar ropa, hacer aseo o limpiar el baño.[...]»

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Rapprochement Cuba-Etats-Unis : perspectives et obstacles 1/2

«Depuis l’annonce historique du 17 décembre 2014, Washington a annoncé quelques mesures destinées à assouplir l’état de siège économique qui pèse sur Cuba. Mais le chemin est encore long.



Le 16 janvier 2015, les mesures d’assouplissement annoncées par les Etats-Unis, dans le cadre du processus de normalisation des relations bilatérales initié entre les Présidents Barack Obama et Raúl Castro, sont entrées en vigueur. Si elles ne mettent pas un terme aux sanctions économiques, elles constituent un signal positif et confirment la volonté de Washington de mettre un terme à une politique anachronique, cruelle et inefficace.

Cette politique constitue en effet le principal obstacle au développement de l’île, affecte les catégories les plus vulnérables de la population cubaine et suscite la condamnation unanime de la part de la communauté internationale (1).

La première mesure concerne les possibilités de voyage à Cuba. Si les citoyens étasuniens ne sont toujours pas autorisés à se rendre dans l’île en tant que touristes ordinaires – alors qu’ils peuvent se rendre en Chine, au Vietnam ou en Corée du Nord –, Washington a décidé de faciliter les déplacements dans le cadre de 12 catégories spécifiques autorisées par la loi (visites familiales, officielles, journalistiques, scientifiques, éducationnelles, religieuses, culturelles, humanitaires, professionnelles etc.). Ainsi, dans ce cadre, les agences de voyages et les compagnies aériennes étasuniennes peuvent désormais offrir leurs services sans requérir une licence spécifique de la part du Bureau de contrôle de biens étrangers (OFAC, Département du Trésor). Par ailleurs, les citoyens autorisés à se rendre à Cuba peuvent désormais utiliser leurs cartes de crédit dans l’île et ce, sans limite de montant. Ils sont également autorisés à transporter jusqu’à 10 000 dollars, et peuvent rapporter jusqu’à 400 dollars de marchandise, dont 100 dollars de tabac et d’alcool (2).

Au niveau des transferts d’argent à Cuba, il est aujourd’hui possible d’expédier 2 000 dollars par trimestre, contre 500 dollars auparavant. Néanmoins, selon la loi étasunienne, les hauts-fonctionnaires du gouvernement et les membres du Parti communiste ne peuvent toujours pas bénéficier de l’aide familiale en provenance des Etats-Unis. Max Lesnik, directeur de la revue La Nueva Réplica de Miami, fustige cette restriction : « Pendant longtemps, on a accusé le gouvernement de La Havane d’avoir divisé la famille cubaine pour des raisons politiques et idéologiques. Or, il s’avère aujourd’hui que c’est la politique étasunienne qui sépare les familles de manière arbitraire en empêchant un Cubain de Miami d’apporter un soutien à sa mère à La Havane au prétexte qu’elle est militante du Parti communiste ou membre du gouvernement (3) ».

Par ailleurs, les citoyens étasuniens peuvent également apporter une aide financière aux Cubains dans le cadre de projets humanitaires et de développement du commerce privé, sans limite de montant (4).

Dans le domaine des télécommunications, les entreprises étasuniennes pourront exporter leur technologie à Cuba, dans le cadre de licences accordées par le Département du Commerce. Ainsi, les Cubains peuvent acquérir des ordinateurs, logiciels, téléphones portables, téléviseurs, etc. Le secteur privé cubain pourra également acheter du matériel de construction et des équipements agricoles. Les entreprises nationales en sont cependant exclues. De la même manière, il sera désormais possible d’exporter aux Etats-Unis certaines marchandises produites par le secteur privé cubain (5).

Cependant, étant donné que l’immense majorité de la production de biens et de services est le fait d’entreprises d’Etat, l’impact de ces mesures reste très limité (6).

Dans le domaine financier, les entreprises étasuniennes, commercialement liées à Cuba, peuvent désormais ouvrir un compte bancaire dans une institution financière de l’île. Enfin, Washington a annoncé la suspension d’un aspect de la loi Torricelli de 1992 qui interdisait à tout bateau étranger accostant dans un port cubain de se rendre aux Etats-Unis durant les six mois suivants (7).

En plus de ces mesures, le 21 janvier 2015, Washington a dépêché une importante délégation à Cuba emmenée par Roberta Jacobson, sous-secrétaire d’Etat pour les Affaires interaméricaines, afin d’entamer les premières discussions en vue de rétablir les relations diplomatiques entre les deux nations. Il s’agit de la plus importante visite officielle à Cuba depuis trente ans (8).


La marge de manœuvre de Barack Obama


Dans son discours au Congrès, le Président Obama a exhorté les parlementaires à lever les sanctions économiques contre Cuba. « Concernant Cuba, nous mettons un terme à une politique qui a dépassé sa date d’expiration depuis longtemps. Quand ce que l’on fait ne fonctionne pas pendant cinquante ans, il est temps d’adopter une nouvelle approche », a-t-il déclaré. « Notre changement de politique vis-à-vis de Cuba peut mettre fin à un héritage de méfiance dans notre hémisphère […] et cette année, le Congrès doit mettre fin à l’embargo », a conclu Obama (9).
Il est vrai que depuis l’adoption de la loi Helms-Burton en 1996, seul le Congrès est habilité à abroger les différentes lois sur les sanctions économiques et permettre ainsi le rétablissement de relations diplomatiques et commerciales normales avec Cuba. Néanmoins, Barack Obama dispose de nombreuses prérogatives exécutives en tant que Président des Etats-Unis pour assouplir considérablement l’état de siège économique imposé au peuple cubain, en créant des licences spécifiques.

Par exemple, en 2000, en vertu de ses facultés exécutives, Bill Clinton a autorisé la vente de matières premières alimentaires à Cuba, même si les conditions imposées restent drastiques (paiement à l’avance, dans une autre monnaie que le dollar, sans possibilité de crédit, etc.). De la même manière, en septembre 2009, le Président Obama a mis fin aux restrictions des visites familiales imposées par George W. Bush en 2004 à la communauté cubaine des Etats-Unis (un seul voyage autorisé de 14 jours tous les trois ans et seulement pour rendre visite aux membres directs de la famille) et a favorisé les voyages pour les citoyens étasuniens dans le cadre de missions bien définies (cf. 12 catégories).

C’est également dans ce cadre que la Maison-Blanche a annoncé un assouplissement des restrictions en décembre 2014, lequel est devenu effectif en janvier 2015. Selon Josefina Vidal, Directrice générale pour les affaires étasuniennes du Ministère des Affaires étrangères cubain, en charge des négociations bilatérales avec Washington, « le Président Obama dispose de prérogatives illimitées pour vider le blocus de son contenu fondamental (10) ».

Ainsi, en vertu des pouvoirs qui lui sont conférés, Barack Obama peut parfaitement autoriser le commerce bilatéral entre Cuba et les Etats-Unis et permettre aux entreprises des deux côtés du détroit de Floride d’établir des relations normales. Il n’y a aucune nécessité d’accord de la part du Congrès. En effet, seules les filiales des entreprises étasuniennes établies à l’étranger ne peuvent pas commercer avec l’île de la Caraïbe, sans un accord parlementaire, en raison de l’existence de la loi Torricelli de 1992.

Obama peut également permettre à Cuba d’acquérir sur le marché mondial des produits contenant plus de 10% de composants étasuniens. En effet, aujourd’hui, tout élément produit en France, au Japon, au Brésil ou en Chine, contenant plus de 10% de composants étasuniens ne peut être vendu à Cuba. Par exemple, aujourd’hui, La Havane est considérablement gênée dans le renouvellement de sa flotte aéronautique car l’immense majorité des avions vendus sur le marché mondial contiennent des composants de fabrication étasunienne.

Le Président pourrait également autoriser l’importation de produits fabriqués dans le monde contenant des matières premières cubaines. A l’heure d’aujourd’hui, cela est impossible. Ainsi, si l’entreprise Mercedes souhaite exporter ses véhicules aux Etats-Unis, elle doit démontrer au Département du Trésor qu’ils ne contiennent pas un seul gramme de nickel cubain. De la même manière, si Danone veut vendre ses produits laitiers sur le premier marché au monde, elle doit prouver à Washington qu’ils ne contiennent pas un gramme de sucre cubain. Ces limitations constituent un sérieux obstacle au développement du commerce de Cuba avec le reste du monde.[...]»

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quinta-feira, 26 de fevereiro de 2015

Au large des grands livres

«Théoricien incontournable de la littérature, Franco Moretti rassemble dans un livre non encore traduit en français dix articles prônant une révolution méthodologique des études littéraires. Plutôt que de lire, Moretti propose d’expérimenter avec la littérature.

Franco Moretti est un professeur de littérature comparée, passé par Columbia et aujourd’hui à la tête du Stanford literary Lab. Il est l’un des théoriciens littéraires italiens les plus connus aujourd’hui. Dans Distant Reading, un recueil qui a reçu en 2013 le National Book Critics Circle Award, il met tout son sens de la provocation au service d’une révolution méthodologique des études littéraires. Montrant la vigueur de son style théorique, il pose des questions dont le littéraire pourrait difficilement faire l’économie.

Distant reading rassemble dix des articles les plus fameux et les plus abrasifs que Moretti ait écrits depuis une vingtaine d’années – notamment dans les colonnes de la New Left Review. Chacun se trouve introduit par une courte notice de la main de l’auteur, contribuant à chaque fois à une mise en perspective réflexive tout à fait utile. Les pièces de ce recueil questionnent les présupposés géographiques et cartographiques de nos histoires littéraires, s’inscrivent dans une controverse vivifiante sur la « littérature mondiale » et visent, enfin, à fonder une approche quantitative de la littérature. Le tout oscille sans solution de continuité entre une forme de darwinisme littéraire et une approche marxiste, dans un souci permanent de réconcilier histoire littéraire et théorie littéraire.

Certains de ces articles sont relativement connus des comparatistes et des amateurs de théorie littéraire, à l’instar de « Conjecture on World Literature » et de « More Conjectures ». Mais cette mise en recueil est l’occasion de montrer la cohérence de ses réflexions épistémologiques et de soulever, derrière une relative diversité, quelques questions profondes, qui n’ont rien perdu de leur actualité [1].

 

Un iconoclasme théorique


Pour comprendre les thèses de Moretti, une question assez dérangeante pourrait faire office de point de départ : et si le corps de métier du littéraire ne se fondait pas sur la lecture de détail ?

La pratique communément admise du texte est le close Reading : qu’il recouvre commentaire ou explication de texte, microlectures ou déconstructions, nos institutions littéraires savantes se fondent sur cette pierre angulaire pour construire leur identité disciplinaire et méthodologique, et sans doute aussi une partie de leur légitimité culturelle. Moretti donne une définition aussi transparente que ravageuse de cette « lecture de près » comme d’un « very solemn treatment of very few texts taken very seriously ». Le close Reading a manifestement un problème : avec un esprit de sérieux mal placé, il investit une énergie herméneutique considérable sur un corpus canonique de faible extension. Moretti pointe du doigt un sujet essentiel : à la différence des autres sciences sociales, les études littéraires éludent une question pourtant essentielle, celle de la valeur et de la représentativité des échantillons sur lesquels elles travaillent.

Au lieu de quoi, le littéraire se contente de canons extrêmement normatifs qui placent dans une invisibilité durable 99% de la production littéraire mondiale. Un canon, c’est précisément cela : « very few books, occupying a very large space » (« Conjectures on World Literature », p. 48) ; un ensemble déterminé, et même assez restreint, de textes, passant pour la règle, la norme et le critère de la vraie littérature. Le coup de force dénoncé par Moretti consiste, de manière assez péremptoire, à annexer et disqualifier toute la littérature existant de facto par celle des chefs d’œuvre, où l’on pourrait lire, non pas la quintessence d’un genre ou le parfait accomplissement d’une forme, mais au contraire des écarts. Conséquence : la littérature comparée fonde l’essentiel de ses affirmations sur quelques exceptions littéraires, à mille lieues d’un régime ordinaire ; et son assise n’en est que plus fragilisée.

Qui plus est, la notion même de canon littéraire a comme un arrière-goût théologique. Franco Moretti aide à gratter cette pellicule de sacralité, en militant pour une sécularisation assez franche de notre rapport à la littérature, qui a ce défaut majeur d’être pétri d’une révérence paralysante. Cette déférence, teintée d’admiration et de délectation esthétique, produit un sérieux effet de distorsion. L’outrageuse prédominance des chefs d’œuvre obère nos capacités à comparer et à construire des corpus dignes de ce nom. Elle nous entraîne même dans un culte des singularités, dont, au fond, on ne peut rien dire, sinon qu’elles sont… singulières.

L’idolâtrie littéraire nous fait alors tomber dans l’oubli du « Great Unread » [2] – de ce grand continent méconnu sur lequel se sont échouées toutes les œuvres littéraires qu’on a lu, hier et ailleurs, et que l’on n’étudie pas. Les genres littéraires sont fondamentalement des spectres larges et irréductibles à quelques masterpieces  ; et à la différence du monde un peu trop lisse du canon, les archives du « Great Unread » grouillent d’étonnantes formes qui échappent totalement aux taxinomies littéraires. C’est à l’exploration de ces « abattoirs de la littérature » – pour reprendre le titre d’un de ses articles – que Moretti invite. Dans cette conception non normative et généreuse de la littérature, toutes les œuvres se prêteraient donc à l’étude, celles qu’on juge bonnes et celles qu’on pense mauvaises, les succès littéraires et les échecs éditoriaux, les canoniques et les déviantes, les populaires et les élitistes.

 

Expérimenter sur la littérature


« Mais alors faudrait-il tout lire ? Une vie n’y suffirait pas ! », objectera-t-on. À ces objections, la réponse de Moretti serait cinglante : « Mais qui a dit qu’il fallait lire pour être littéraire ? » On peut justement s’épargner cette peine, si l’on suit Moretti dans ce qu’il appelle son « pacte avec le diable » : « Nous savons comment lire les textes, apprenons désormais à ne pas les lire ! » (« Conjectures on World Literature », p. 48).

Une raison majeure à cela : la mondialisation, à l’œuvre au moins depuis l’époque moderne et l’invention de l’imprimerie, donne à lire des masses considérables de livres aux quatre coins de la planète, que nous ne pouvons toiser du haut de notre sens littéraire européen pour le moins étriqué. Il convient par conséquent de redéfinir les missions qui incombent au spécialiste de littérature. Son objectif dans un monde où il y a toujours plus de livres n’est pas de lire toujours plus, mais de lire autrement. Le distant reading offre un moyen d’étudier les livres sans les ouvrir [3]. Cette lecture opérée de loin, c’est d’abord une lecture qui sait prendre ses distances avec une lecture de près, qui, un peu trop affectée qu’elle est par son objet, finit par devenir myope et par donner une importance considérable à des phénomènes assez mineurs et locaux (notamment d’ordre stylistique et linguistique). C’est pourquoi, du reste, Moretti ne voit pas de problème particulier à lire une œuvre dans sa traduction, plutôt que dans sa langue originale. C’est ensuite une lecture, où la distance ouvre un champ de visibilité de phénomènes fraîchement apparus et où la modélisation prend le dessus sur l’intuition.

L’art de ne plus lire la littérature n’est finalement que celui qui s’autorise à expérimenter avec elle. On comprend alors le scientisme qu’adopte Moretti – rafraîchissant, sans être glaçant. Ainsi peut-on utiliser l’analyse des réseaux pour modéliser les intrigues romanesques sous forme de graphes et discerner une distribution différenciée des rôles des protagonistes entre le roman occidental et le roman oriental (tel est l’objet du dernier article du volume, « Network theory, plot analysis », p. 211-240). Pourtant, cet ethos de la rigueur ne cache aucune forme d’autorité ni d’aplomb. Moretti préfère assumer, avec honnêteté et transparence, le statut incertain des hypothèses qu’il avance, qu’il teste et qu’il soumet à la critique et aux controverses. Il n’est pas impossible que certaines produisent un résultat inattendu et surprenant. Et si bien des « conjectures » de Moretti peuvent paraître contestables, il est de ceux qui, se prêtant volontiers à l’exercice de la controverse, sont prêts à abandonner leur hypothèse pour une autre, de meilleure robustesse [4].

Il s’agit là de tourner résolument le dos à certaines pétitions de principe de l’herméneutique littéraire, car il n’est pas tout à fait faux de penser que le commentaire de texte consiste parfois à extorquer aux textes ce qu’on veut en entendre [5]. À la différence de certains subjectivistes retranchés derrière leurs interprétations, et qui finissent par être indéfendables, à force de se vouloir inattaquables, Moretti adopte un ethos absolument inverse : sa démarche est précisément inattaquable, parce qu’il attend qu’on l’attaque, qu’on le discute, qu’on le conteste.

Le distant reader doit donc travailler à expérimenter des modèles qui rendent visible un certain nombre de phénomènes. Autant de questions posées à ce qui n’est plus un texte qu’on devrait écouter, mais à des archives qui « ne disent absolument rien tant qu’on ne leur pose pas la bonne question » [6]. La mise en série de données construit ainsi des objets sans équivalent dans la réalité empirique (« The end of the beginning », p. 155-158). On peut réaliser, par exemple, une enquête sur un corpus de 7000 titres de romans britanniques entre 1740 et 1850 : on remarque qu’ils tendent avec le temps à se raccourcir considérablement (d’une vingtaine de mots à environ cinq mots) et, dans le même mouvement, à se standardiser ; on tente de corréler ces données à la croissance du marché de la librairie entre le XVIIIe et le XIXe siècle ; autant de graphiques habilement heuristiques qui révèlent alors la force du marché et les contraintes exercées sur la production littéraire et sur ses lecteurs [7]. Un tel travail statistique sur la littérature est-il pour autant moins « littéraire » qu’un commentaire traditionnel de texte ? Rien ne permet d’en juger.

Mais l’important n’est pas dans ces affaires de discipline et de méthode. Comme le disait Wittgenstein à propos de certaines figures héroïques de la science, « le véritable mérite d’un Copernic ou d’un Darwin ne fut pas la découverte d’une théorie vraie, mais celle d’une nouvelle et fructueuse manière de voir » [8]. Ceux qui accuseraient alors Moretti de sacrifier, dans la confusion générale, le statut culturel de la littérature sur l’autel de la science, sont sans doute plus naïfs encore que le Moretti qu’ils s’imaginent. Dire que la forme littéraire est l’analogon de l’espèce biologique étudiée par Darwin, n’a rien de scandaleux pour peu qu’on considère un modèle simplement, pour ce qu’il est dans les sciences expérimentales, à savoir comme une manière, historiquement située, de produire des descriptions qui font parler les faits autrement, par un réarrangement inédit des données, au sein d’une « vue synoptique » [9].

Au lieu de les considérer comme autant de vérités révélées taillées dans le marbre, Moretti invite à prendre ces hypothèses scientifiques pour ce qu’elles sont, à savoir des modes de présentation, d’articulation et d’explication des faits, destinés à être éprouvés, affinés, perfectionnés, abandonnés au besoin, au sein d’une communauté scientifique donnée. On mesure alors leur pertinence à leur force explicative et à leur manière d’affecter positivement nos manières de travailler. On comprend, au passage, le détachement et l’aisance avec lesquels Moretti troque une casquette théorique (marxiste par exemple) pour une autre (évolutionniste par exemple), sans s’y agripper outre mesure.

À la lecture de ce recueil, cette remarque peut incidemment affleurer : que, contrairement à bien des propositions de Moretti, les études littéraires se sont rarement confrontées à des exigences épistémologiques pourtant élémentaires, comme celles de la falsifiabilité, de la modélisation, de l’analyse causale. Et qu’il y a peut-être là un problème.[...]»

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¿Lo mejor del Instituto? Los amigos

«Es bastante habitual escuchar a políticos, técnicos y ciudadanos hablar sobre la importancia de la educación en el presente y futuro de una sociedad; no pretendo discutir eso, sin embargo, los motivos por los que justifico su importancia son, desde la perspectiva que aquí presentamos, muy distintos.
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Las valoraciones convencionales fundamentan la importancia de la educación en el desarrollo del aprendizaje de los menores, en los logros cognitivos, funcionales y conductuales, cuando no, en las necesidades de “cualificación del capital humano”.
Hace un par de años un colega y yo terminamos un estudio sobre las motivaciones educativas de los menores de origen extranjero en Zaragoza (España). La investigación analizó más de 500 encuestas realizadas a alumnos que cursaron la educación secundaria obligatoria en institutos públicos y concertados. Allí analizábamos el grado de afección y desafección institucional que tenían los alumnos y las dinámicas socio-afectivas que se entretejían en los centros de educación secundaria.
Nuestra hipótesis sostenía que los alumnos juzgaban su vinculación al instituto sobre la base del tipo de relaciones que entablaban; no sobre su rendimiento académico ni sus posibilidades de futuro, como lo solemos valorar los adultos. Así mismo, sosteníamos que el tipo de relaciones de amistad y compañerismo entre los menores estaba estrechamente vinculado al área geográfica de procedencia y al género de los adolescentes. El modelo de análisis de los resultados lo apoyábamos en algunas categorías de análisis del estructuralismo genético del sociólogo francés Pierre Bourdieu.
En las conclusiones del estudio encontramos el enorme poder latente de la educación secundaria. Esto es, su capacidad para ejercer como un pegamento social a través de la formación de grupos de iguales, lo que redundaba en la producción de un sentido de pertenencia a algo más grande: un “nosotros” al que llamamos sociedad.
Encontramos que el 75% del alumnado de origen extranjero muestra algún grado de satisfacción con la institución académica, aunque el grado de afección institucional descendía progresivamente con la edad, es decir, la percepción positiva comenzaba a cambiar a partir de los 16 años, coincidiendo con el final de la enseñanza obligatoria.
Sin embargo, encontramos algo muy significativo: aquellos alumnos con una mayor desafección por el centro son los mismos que se suelen sentir peor tratados por sus compañeros. Por ello, pudimos afirmar que las dinámicas de afección o desafección institucional de los adolescentes están condicionadas por la percepción del trato que reciben de sus compañeros y con la calidad de sus relaciones socio-afectivas.

Los referentes socio-afectivos tienen un peso importante entre los aspectos que más gustan del instituto. Los “amigos”, “compañeros”, “algunos profesores” sumaban más de la mitad (52,6 %) de todos los aspectos que agradan a los estudiantes y que componen el día a día de la educación secundaria. Mientras que los referentes académicos “fuertes”, tales como el centro, la enseñanza y las asignaturas alcanzaban en conjunto un 24,2% de las valoraciones positivas.
Sin embargo, no podemos atribuir la alta valoración del comportamiento grupal al alumnado de origen extranjero, sino a la etapa vital en la que se encuentran. El enorme peso de las distintas tipologías relacionales (amistad, compañerismo, noviazgo,…) es compartido por casi la totalidad del alumnado de la ESO en España (Martín Muñoz, Evaluación de la Educación Secundaria Obligatoria, 2003) y por la gran mayoría de la juventud española. En los estudios del Centro de Investigaciones Sociológicas sobre la juventud en España, la amistad aparece como el tercer valor más considerado después de la familia y la salud con un 98,3% de jóvenes que la consideran importante (CIS, Estudio Nº 2753, 2008).
Los centros de educación secundaria, como parte del sistema educativo, no sólo tiene un valor en la integración formal de los alumnos de origen extranjero en la sociedad de destino (aprendizaje de la lengua, desarrollo de habilidades cognitivas, cualificación para el trabajo productivo, etc.). Además, y desde una perspectiva estructuralista, las relaciones sociales en el contexto educativo se nos presentan como una unidad básica de cohesión social y pertenencia a la estructura social.
Además, el análisis de las diferencias según el género de los alumnos ha permitido conocer que las adolescentes son quienes se muestran más dispuestas a establecer relaciones sociales con compañeros autóctonos y de diversas procedencias. En el caso de los varones se aprecia una tendencia mayoritaria hacia la relación endógena de amistad, entendida como la preferencia a establecer relaciones con personas del propio país o de contextos culturales de procedencia afines. Cuanto más fuerte es la regulación social y afectiva del vínculo (compañerismo, amistad y noviazgo), más endogámica es la relación.[...]»

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quarta-feira, 25 de fevereiro de 2015

La BCE et la crise du capitalisme en Europe


 
«Selon Clément Fontan, la Banque centrale européenne a outrepassé ses prérogatives et a, sans contrôle démocratique, traité de manière trop différenciée l’aide qu’elle apporte aux États et celle qu’elle alloue au système financier.

En l’espace de quatre jours, l’Union Européenne a traversé un nouvel épisode marquant d’une crise longue maintenant de cinq ans. Peu après l’annonce d’un programme dit de Quantitative Easing (QE) (assouplissement quantitatif) le 22 janvier 2015 par Mario Draghi, le président de la Banque Centrale Européenne (BCE) [1], le parti de gauche radicale Syriza remportait le 25 janvier les élections législatives grecques avec une avance très confortable sur ses principaux opposants. Étant donné que les traités européens confinent la responsabilité de la BCE à la politique monétaire et l’isolent des pressions politiques en lui conférant un très haut niveau d’indépendance, on pourrait s’attendre à ce que rien n’unisse l’annonce du QE à Francfort et les résultats électoraux à Athènes. Pourtant, les liens sont étroits : le nouveau gouvernement grec d’Alexis Tsipras doit prendre en compte sa dépendance financière envers la BCE et cette dernière doit se préoccuper des risques que la crise grecque peut faire peser sur la stabilité financière de la zone euro. Cette porosité des enjeux explique les rencontres répétées et les multiples signaux envoyés par voie de presse interposée entre les nouveaux dirigeants grecs et Mario Draghi sous forme de « partie de poker » ou de « chicken game » selon les expressions journalistiques consacrées [2].

Afin de donner sens à cette interdépendance, il faut alors dépasser la simple lecture des statuts et des missions officielles de la BCE inscrits dans le Traité de Maastricht en la considérant comme un acteur politique inséré dans le système de gouvernance de la zone euro [3]. Par acteur politique, il ne faut pas entendre que la BCE suit une ligne partisane, en accord avec un gouvernement quelconque, mais plutôt que ses politiques monétaires ont un impact sur la redistribution des richesses dans nos sociétés, qu’elle peut décider de la vie ou de la mort d’un système financier en temps de crise et qu’elle participe au débat portant sur les réformes socio-économiques qu’il faudrait effectuer dans les démocraties européennes. En d’autres termes, son indépendance des autorités élues ne signifie pas que la BCE est un acteur apolitique ; le fait qu’un gouvernement ne puisse pas lui donner des instructions ne veut pas dire que ses décisions n’ont pas de conséquences pour le système politique dans lequel elle est insérée, surtout en temps de crise.

De manière plus précise, l’analyse de la BCE en tant qu’acteur politique repose ici sur l’étude d’un écart fondamental : l’existence conjointe d’une pression coercitive, que certains ont pu qualifier de dogmatique, sur les réformes économiques dans les pays de la zone euro (en particulier la Grèce) d’une part, et des instruments monétaires improvisés offrant des sommes importantes de liquidités aux institutions financières presque sans contreparties, d’autre part. Ce traitement différencié peut être relié à l’analyse des crises du capitalisme démocratique menée par le sociologue allemand Wolfgang Streeck, notamment dans son dernier ouvrage récemment traduit en français (Du Temps Acheté. La crise sans cesse ajournée du capitalisme démocratique) dans lequel il formule lui-même une critique directe de la politique monétaire de la zone euro. Selon lui, depuis 1945, le « capitalisme démocratique » implique une contradiction entre les intérêts des marchés et ceux des électeurs dans le fonctionnement de nos sociétés. Cette tension a été continuellement reportée au lendemain par un processus d’emprunt insoutenable qui a pris la forme de l’inflation dans les années 1970, puis de l’endettement public dans les années 1980, de l’endettement privé dans les années 1990 et 2000 pour s’achever par la crise financière de 2008. Depuis, cette dialectique entre la démocratie et le capitalisme a pris un tour clair : les États répondent de moins en moins aux préférences de leurs électeurs (le peuple) afin de contenter les demandes des investisseurs internationaux (les marchés) [4]. L’analyse du contraste entre le traitement de la crise grecque par la BCE et ses offres de liquidités aux acteurs financiers permet alors de comprendre comment elle renforce l’asymétrie de pouvoir entre ces deux groupes dans les démocraties européennes.

La BCE au sein de la tourmente grecque


Afin de comprendre les enjeux provoqués par la récente victoire électorale de Syriza, il faut revenir rapidement sur le rôle joué par la BCE au sein du jeu politique européen dans la formulation des problèmes et la définition des solutions à la crise grecque. Ainsi, malgré les différentes interprétations possibles de la crise grecque, c’est bien celle d’une dépense publique excessive qui a été retenue [5]. En d’autres mots, bien que les causes des difficultés grecques soient nombreuses, les autorités publiques ont accordé une priorité au problème de la dette sur les autres racines du problème (comme les erreurs de jugement des grandes banques françaises et allemandes par exemple). Afin de limiter les effets de contagion systémique des problèmes grecs aux autres pays de la zone euro, les dispositifs institutionnels improvisés par les États ont pris la forme de prêts financiers à l’État grec.

La première forme des aides financières a consisté en des prêts bilatéraux directs des États de la zone euro à la Grèce. Puis des dispositifs de mutualisation ont été mis en place, initialement de manière temporaire avec le Fonds Européen de Stabilisation Financière (FESF) puis de manière permanente avec le Mécanisme Européen de Solidarité (MES). Ces institutions ont pour but d’assurer une assistance financière aux États de la zone euro n’arrivant plus à se refinancer sur leurs marchés ainsi qu’à leurs secteurs bancaires. Étant donné que la capitalisation du MES et du FESF est assurée par les États de la zone euro au prorata de leur PIB, ces derniers partagent les risques liés à ce soutien. Cette base de capital constitue aussi un levier permettant à ces institutions de lever des fonds additionnels sur les marchés. Le point commun à ces dispositifs est la conditionnalité des prêts financiers qui sont versés uniquement en échange de profondes réformes économiques marquées par le sceau de l’austérité telles que la diminution des salaires versés aux fonctionnaires et la privatisation d’infrastructures publiques.

Plus précisément, un jeu politique multi-niveaux complexe et incertain s’est développé entre les différentes autorités européennes sur la forme des prêts à verser à la Grèce, sur la définition des réformes exigées en contrepartie des versements financiers et sur la nécessité d’une restructuration de la dette. Tandis que les chefs d’État et leurs ministres des finances, en liaison avec les présidents de la BCE et de la Commission Européenne, dessinaient le cadre de la négociation et les grandes lignes de l’aide financière, le contrôle de la conditionnalité des prêts était délégué à la Troïka. Pour rappel, la Troïka est composée de la BCE, la Commission et le FMI ; elle envoie de manière régulière des groupes d’experts dans les pays en difficulté financière pour être en contact avec les administrateurs nationaux.

Chronologie simplifiée du jeu politique sur la dette grecque 
- Octobre 2009 : le déficit annoncé par Papandréou (12% du PIB) est le double du déficit officiellement annoncé par le précédent gouvernement.
- Décembre 2009 - avril 2010 : baisses successives de la notation de la dette grecque et mise en œuvre des premières mesures d’austérité.
- 2 mai 2010 : mise en place de prêts bilatéraux des pays de la zone euro d’une somme de 110 milliards d’euros en échange de davantage de mesures d’austérité.
- 10 mai 2010 : début du rachat des titres grecs sur les marchés secondaires par la BCE (SMP). Mise en place du fonds européen de stabilisation financière (FESF) capitalisé à hauteur de 440 milliards d’euros.
- Juillet-octobre 2011 : accord intergouvernemental sur un nouveau plan d’aide pour la Grèce et d’une restructuration de 50% de sa dette. L’accord est ratifié en février 2012 et le FESF prête 130 milliards d’euros à la Grèce à maturité moyenne de 32 ans.
- Novembre 2011 : G. Papandréou tente de mettre en place un référendum sur les mesures d’austérité accompagnant le nouveau plan d’aide, puis l’annule et démissionne sous la pression des autorités européennes. Il est remplacé de manière intérimaire par Lukas Papademos, le vice-président de la BCE.
- Août 2012 : la BCE annonce un nouveau programme de rachat des titres (OMT), conditionné au respect du programme d’assistance financière, pour l’instant jamais activé.
- Décembre 2012 : la Troïka autorise l’extension du calendrier de mise en œuvre des mesures d’austérité (jusqu’en mars 2016).
- Janvier 2015 : victoire électorale de Syriza qui refuse de suivre le plan d’assistance financière tel que défini. Annonce du programme de QE par la BCE.

De manière simplifiée, la présence de la BCE au sein de ce jeu politique multi-niveaux s’explique à la fois par son autorité épistémique (c’est-à-dire par sa compétence technique valorisée au sein des enceintes de négociations) et par son pouvoir de création des liquidités qui lui accorde une place centrale au sein du système financier ; cette position lui permet alors de définir et modifier constamment les règles des échanges financiers, surtout en temps de crise [6]. Afin d’étudier l’influence de la BCE, il faut alors revenir sur sa présence au sein de la Troïka, puis sur l’utilisation de ses instruments monétaires dans le jeu politique européen.

D’abord, les groupes d’experts de la Troïka ont eu un rôle considérable à jouer car les mesures de conditionnalité n’étaient pas définies de manière précise par les gouvernements européens, ce qui permet une grande marge de manœuvre et d’interprétation. Ensuite, un rapport négatif de ces experts génère de lourdes conséquences car il interrompt à la fois le versement des tranches d’aide financière et le rachat des bons du trésor par la BCE. En effet, cette dernière a toujours lié ses programmes d’achat au respect de la conditionnalité de l’assistance financière, de manière informelle dans le cas du SMP, et de manière formelle pour l’OMT et le QE. Depuis 2008, toutes les grandes banques centrales rachètent la dette de leurs gouvernements respectifs mais il est en revanche beaucoup plus rare que les banquiers centraux soient impliqués dans le contrôle de la conditionnalité de prêts entre États. Cette présence a été fortement critiquée par une commission d’enquête du Parlement Européen qui a noté que la BCE dépassait de loin ses compétences monétaires en participant à la définition d’un vaste éventail de réformes s’étendant de la libéralisation de secteurs professionnels aux politiques de santé [7]. Par ailleurs, un avocat général de la Cour de justice de l’Union Européenne (CJUE) s’est aussi exprimé sur la participation de la BCE aux groupes d’experts de la Troïka à l’occasion d’un jugement sur la légalité de son deuxième programme d’achat de titres, l’OMT, en 2014 [8].

Ainsi, dans son rapport préliminaire, l’avocat général estime que l’OMT est bien une mesure monétaire exceptionnelle compatible avec l’objectif de stabilité des prix de la BCE et non une mesure économique, ce qui l’aurait rendu illégale. Il précise cependant que « le rôle significatif » joué par la BCE dans la conception, l’adoption et la surveillance des programmes d’assistance financière (c’est à dire dans la Troïka) brouille cette distinction ; par conséquent, il serait « fondamental » qu’elle s’abstienne d’y participer directement. Rappelons que la CJUE et le Parlement sont les deux seules institutions formelles de contrôle de la BCE : la première se prononce la légalité des actes de la BCE et, par là, a le pouvoir de les annuler, tandis que la deuxième est la seule enceinte où les dirigeants de la BCE rendent des comptes aux citoyens [9]. Le Parlement Européen condamne principalement la BCE sous l’angle du « déficit démocratique » alors que la CJUE fait valoir le respect de l’esprit des Traités ; dans les deux cas la similarité de leurs conclusions est sans équivoque et montre en creux que la participation de la BCE à la Troïka outrepasse ses prérogatives.

Au-delà de la définition des programmes d’assistance financière, la BCE a aussi joué un rôle majeur dans le débat sur la restructuration de la dette grecque, c’est-à-dire la diminution de sa valeur de manière négociée avec ses créanciers. Voulue dès mars 2010 par le FMI, puis reprise par l’ensemble des États européens en juin 2011, la BCE est parvenue à limiter sérieusement cette option par son pouvoir de définir les titres en contrepartie dans ses opérations de refinancement. En effet, la BCE, comme toute banque centrale, ne prête des liquidités aux banques commerciales que contre une garantie, qui est placée « en pension » à la banque centrale le temps du prêt ; la BCE décide de manière unilatérale quels titres peuvent être acceptés en pension (appelé également « collatéral »). Afin d’exercer une pression sur le débat de la restructuration de la dette, elle a menacé de ne plus accepter les bons du trésor grec comme contreparties, ce qui aurait pu entraîner un écroulement complet du secteur bancaire grec et, par extension, ceux des autres pays européens. Cette menace lui a permis de limiter l’option de la restructuration au seul cas grec et pour cette fois seulement alors que les dirigeants étatiques considéraient une utilisation plus systématique.Par ailleurs, elle s’est aussi assurée que les bons du trésor qu’elle détenait suite à ses achats sur les marchés secondaires [10] soient exclus de la restructuration de la dette grecque. En contrepartie de cette dernière mesure, elle s’engageait à reverser les intérêts générés par la détention de la dette au gouvernement grec ; ceux-ci atteignaient un montant de 1,9 milliards en février 2015.

Malgré les coûts économiques et sociaux extrêmement élevés provoqués par les programmes d’assistance financière [11], les autorités européennes ont maintenu une pression importante sur les différentes coalitions gouvernementales grecques. L’arrivée au pouvoir de Syriza en janvier 2015 se comprend largement par un rejet électoral de la gestion de la crise par les élites politiques nationales et européennes élues et non-élues. Dans les jours suivant son élection, le nouveau gouvernement grec a alors cherché à renégocier les termes de la conditionnalité de son aide financière directement avec les gouvernements, en refusant l’intermédiaire de la Troïka tout en voulant altérer les modalités de remboursement de la dette due à ses partenaires européennes. À l’instar de la Commission et des capitales européennes, les différents dirigeants de la BCE ont rapidement exprimé leur désaccord avec cette volonté de changement radical, bien que certains signes d’ouverture aient été envoyés (par exemple sur un intermédiaire autre que la Troïka). Si les moyens de pression dont disposent les dirigeants européens pour forcer le nouveau gouvernement grec à respecter les termes de son assistance financière sont nombreux ; il faut noter que c’est la BCE qui en dispose du plus grand nombre et qui les a mis en œuvre le plus rapidement.

En effet, le 5 février 2015, le Conseil des gouverneurs annonce que les bons du trésor grec ne sont plus acceptés dans les opérations de refinancement de la BCE, car il estime que la Grèce s’éloigne trop de son programme de réformes négocié avec la Troïka. Elle dispose par ailleurs du pouvoir de couper l’accès des banques grecques à ses lignes de crédit direct (ELA), et donc de menacer très clairement la survie du système bancaire [12]. Enfin, les titres souverains détenus par la BCE arrivent à expiration, et doivent être remboursés par le gouvernement grec, en juillet et août 2015. Les banquiers centraux ont fait savoir au lendemain de l’élection de Syriza qu’ils n’accepteraient aucune réduction du montant de la dette détenue et qu’ils ne comptaient pas reverser au gouvernement les intérêts générés par sa détention. Pour rappel, la BCE détient 27 milliards de bons du trésor grec en février 2015, soit 40% de la dette négociable grecque sur les marchés ou 8% du total de la dette grecque [13].

Quelles conclusions doit-on retenir de l’implication de la BCE dans le jeu politique européen sur le traitement de la crise grec ? D’abord, elle n’a pas hésité à s’engager dans le contrôle de programmes d’assistance financière négociés entre les États. Ensuite, elle a aussi défendu ses propres intérêts en limitant très sérieusement l’option de restructuration de la dette. Dans les deux cas, sa présence dans le jeu politique européen a eu pour effet de renforcer les politiques d’austérité en Grèce, soit, selon les termes de W. Streeck, de renforcer les intérêts des investisseurs financiers au détriment de ceux des citoyens/électeurs. Ce constat est d’autant plus visible depuis l’élection de Syriza. Alors que le nouveau gouvernement grec dispose d’un mandat populaire clair de renégociation des termes de l’assistance financière, la BCE, à l’instar des autres gouvernements européens, refuse de remettre en cause les réformes mises en œuvre depuis 2010. Notons toutefois qu’à l’exception de la restructuration de la dette grecque en 2012, les actions de la BCE viennent en support des orientations générales du Conseil Européen ; ce qui implique une responsabilité partagée entre les autorités européennes sur la gestion de la crise grecque. Que ce soit par conviction idéologique ou pour protéger la stabilité financière de la zone euro, cet arcboutement reste problématique d’un point de vue démocratique car il ne permet plus aux élections d’avoir un impact sur les politiques publiques effectivement mises en œuvre. Le poids des préférences des investisseurs financiers dans la réponse à la crise de la zone euro au détriment de ceux des citoyens/électeurs est encore plus visible quand on se penche sur les mesures monétaires mise en place par les banquiers centraux pour stabiliser les marchés, sur lesquelles nous revenons à présent.[...]»

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Mudou alguma coisa? Sim e não

 Alexis Tsipras, le Premier ministre grec, le 12 février 2015 à Bruxelles - AFP/John Thys
«Tsipras e o Syriza tiveram de aprender a lição. Schäuble podia tentar fazer o mesmo.

Lendo o documento que o Governo de Atenas apresentou em Bruxelas, a primeira sensação é de que se trata de um programa de reformas que qualquer Governo europeu de centro-esquerda não enjeitaria subscrever. É ambicioso no médio e longo prazo, prometendo enfrentar algumas das mais graves “doenças” do funcionamento do Estado grego. É razoável nas medidas imediatas e nos compromissos já assumidos. Comenta Robert Peston, o editor económico da BBC World, que “o Syriza trocou Marx por Blair”. Ou seja, num mês, um partido de esquerda radical (e um ministro das Finanças que se definia a si próprio como um “marxista errático”) transformou-se num partido social-democrata, disposto a aceitar as regras do jogo europeias e o reconhecimento implícito de que o caminho para melhorar a vida dos gregos tem de incluir ainda algumas “dificuldades” (citando Tsipras), para não pôr em causa a presença da Grécia no euro. O dramatismo ficou para trás, mas também alguns erros de avaliação do Syriza sobre a forma como funciona a Europa.

Dito isto, alguma coisa terá mudado na Europa com a entrada em cena do Syriza? À primeira vista, a resposta é não. Mas, na Europa, nada é simplesmente preto ou branco.
Olhando para a forma como Wolfgang Schäuble vergou o braço a Atenas, dir-se-ia que a Alemanha continua dona e senhora da situação e não abdicou nem um milímetro na sua intenção de aproveitar a crise do euro para reconfigurar a união monetária à sua imagem e semelhança. É verdade? É e não é. Berlim continua a ditar no essencial as regras do jogo, mas ninguém pode dizer que domina inteiramente os jogadores. Nos últimos tempos, Angela Merkel teve de “engolir” um conjunto vasto de medidas tomadas pelo BCE (fundamentais para restaurar a confiança e a estabilidade do euro) que, do ponto de vista alemão, violam o seu estatuto: garantir a estabilidade dos preços. A última foi, porventura, a mais difícil de engolir porque toca no papel do BCE como credor de último recurso, pondo em marcha o chamado quantitative easing para contrariar a deflação e animar a economia. Ou seja, o que fizeram os EUA e o Reino Unido, com os resultados que estão à vista, mas nada que faça parte da ortodoxia alemã.
Segunda questão: em que medida a hipótese de uma saída da Grécia do euro deixou de ser demasiado perigosa para sequer ser considerada? Aqui as opiniões dividem-se. Há na Alemanha muitas vozes que argumentam que essa saída não teria grandes implicações para o euro. Mas também há outras que consideram o "Grexit" como um mero instrumento de pressão de Berlim sobre Atenas. Verdadeiramente, ninguém sabe. Mas há sempre o risco de, com a saída da Grécia, haver outro país (neste caso, o nosso) na linha da frente da desconfiança dos mercados. A queda do Lehman Brothers em Setembro de 2008, à qual ninguém deu importância, desencadeou uma crise de proporções inimagináveis. E, como lembram os Estados Unidos, não se trata apenas de uma questão de números. A Grécia esta na linha da frente de uma região onde a instabilidade ameaça directamente a segurança europeia.
Terceira questão: o Syriza ajudou a pôr em causa a forma como Berlim e Bruxelas geriram os programas de resgate? A única pequena vitória que Tsipras conseguiu foi o reconhecimento de que os programas de ajustamento impostos aos países periféricos estavam mal feitos. Desta vez, um novo “acordo” (como os gregos gostam de dizer) entre Atenas e Bruxelas é da iniciativa nacional, mesmo que tenha de ser negociado. Hoje, já quase ninguém duvida da inadequação desses programas, fabricados por tecnocratas sem a mais leve ideia das realidades nacionais. A mudança pode não ser significativa, mas é simbólica e foi expressa pelo desabafo de Jean-Claude Juncker sobre o respeito pela dignidade dos países sujeitos a resgates.
E isso leva-nos ao papel da nova Comissão. Juncker prometeu que não seria um “yes-man” de Berlim. Tentou ter um papel de intermediação (e não de imposição) nas negociações com a Grécia. Acabou por ver a sua iniciativa esmagada pelas decisões de Berlim (e do Eurogrupo, onde mandam os Governos), acentuando a ideia nefasta de que a Alemanha é quem manda. Espera-se para ver até que ponto o presidente da Comissão consegue reafirmar a sua liderança. Na segunda-feira, Juncker teve de criticar a “fórmula incorrecta” usada no debate grego para descrever a Alemanha. “Quando um primeiro-ministro insulta os alemães duas vezes por semana, isso não me parece uma forma sofisticada de governar”. Uma no cravo, outra na ferradura.
Finalmente, a vitória do Syriza, apesar das cedências enormes, representa uma forte reacção popular aos programas de resgate que devia ser levada em conta. Cinco anos e uma queda de 25 por cento do PIB não poderiam levar a outra coisa. O que é que faltou e continua a faltar? O crescimento económico sem o qual todos os problemas se tornam mais difíceis de resolver.[...]»

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terça-feira, 24 de fevereiro de 2015

Petrofútbol, publicidad con mucha energía

«Cuando estamos viendo un partido de fútbol, quizás en alguna ocasión la mirada se nos despega del balón y se topa con un cartel publicitario o con el logotipo de alguna marca. No es algo que ocurra accidentalmente: alguien ha puesto ahí esos anuncios para que nosotros los veamos.

Aunque suele ser un vistazo fugaz y del que ni siquiera nos damos cuenta, la palabra Gazprom se nos queda grabada en lo más profundo de la cabeza. Y no nos hemos dado cuenta, pero a partir de ese momento relacionaremos a cierto equipo de fútbol con esa determinada empresa.

Alrededor de 50 millones de personas siguen la Liga española de fútbol a nivel mundial, según los últimos datos, llegando a los 100 millones cuando juegan el Real Madrid y el FC Barcelona. Son muchos millones de espectadores los que pueden acabar mirando el cartel publicitario, y quién sabe si alguno decidirá finalmente contratar ese servicio telefónico, comprarse ese videojuego o volar con esa aerolínea.

Por si acaso, las grandes multinacionales que pueden permitírselo, no dudan en anunciarse en estadios, camisetas, zapatillas, autobuses y jugadores. El mundo del fútbol es un gran escaparate. Y señalamos a las empresas ‘que pueden permitírselo’ porque sale muy caro colocar una marca en una camiseta. A la empresa Emirates Airways le va a costar unos 150 millones de dólares aparecer en la camiseta del Real Madrid durante las próximas cinco temporadas.

Publicidad con mucha energía


El sector energético tiene entre sus filas algunas de las empresas más grandes y poderosas del mundo, en términos económicos. Son este tipo de empresas multinacionales las que pueden pagar los costes de anunciarse en eventos que atraen la atención de millones de personas.

Dentro del sector de la energía, las empresas que más ingresos obtienen a lo largo del año son las relacionadas con el petróleo y el gas, que siguen siendo las principales fuentes de energía en la sociedad actual. En 2013, siete de las diez empresas con más ingresos del mundo eran empresas petroleras.

Por eso encontramos que las principales empresas de hidrocarburos están muy presentes  en el mundo del deporte, pues los eventos deportivos son los que más seguimiento tienen. Así ocurre por ejemplo con Royal Dutch Shell y la Fórmula 1, con British Petroleum (BP) y los rallyes, con Exxon Mobil y el tenis o con Repsol y el motociclismo.

En el caso particular del fútbol, uno de los deportes con más éxito en el mundo, la presencia de las grandes petroleras y compañías gasísticas también es destacable.

Como podemos observar en el siguiente listado de camisetas, el fútbol se ha llenado de publicidad de hidrocarburos. Así ocurre por ejemplo con la camiseta del River Plate, que ha lucido durante varios años el nombre de Petrobras (Petróleo Brasileiro S.A.), la compañía más grande de Latinoamérica. Cuando la petrolera firmó con River Plate, el presidente de Petrobras dijo: “Estamos orgullosos de estar con uno de los clubes más gloriosos y reconocidos mundialmente”. (fuente: politicaenriver.com)

Otra de las grandes empresas petroleras del panorama internacional, la rusa Lukoil, también se deja ver en algunos equipos de fútbol. El caso más destacado es el del Spartak de Moscú, aunque también se ha anunciado en las camisetas del CSKA de Moscú. El año 2012 Lukoil tuvo unos ingresos de 140.000 millones de dólares, así que se supone que no le supondría mucho esfuerzo pagar el patrocinio.

El caso del Athletic Club de Bilbao es destacable por tratarse de una compañía petrolera de menor tamaño, como es Petronor, y por ser precisamente de la misma tierra que el propio club. Petronor es una empresa del País Vasco que patrocina al principal equipo de esta región. Es una compañía con un mercado menor que las otras petroleras que se anuncian en el mundo del fútbol, pero que tiene un compromiso muy fuerte con su territorio.

azerbaijan

Por otro lado, lo que ocurre con el Atlético de Madrid y la marca Azerbaijan, Land of Fire es de especial mención. Aunque no se trata de una empresa petrolera ni gasística, este patrocinio sí está muy relacionado con la energía, ya que Azerbaijan es hoy en día un país emergente y que crece gracias a que dos tercios de su superficie cuentan con yacimientos de petróleo y gas natural. Esta abundancia permite al país producir 1,5 millones de barriles de petróleo al día.

Azerbaijan, a orillas del Mar Caspio, firmó en 1994 un contrato de treinta años con trece compañías petroleras, entre las que destacan ExxonMobil, BP y Lukoil, para explotar los yacimientos de hidrocarburos del país. Desde entonces, y especialmente a partir del año 2001 con la apertura de varios oleoductos, sus exportaciones se han basado en el petróleo (que en 2009 supuso un 81% de las exportaciones totales).

Y, ¿cómo ha podido Azerbaijan pagar el contrato con el Atlético de Madrid? Gracias a los petrodólares.

VIDEO: Azerbaiján se presenta como un país moderno y desarrollado, que espera atraer a turistas e inversores. Video promocional de Azerbaiján

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Además de empresas petroleras o relacionadas con el gas natural, encontramos patrocinios del sector energético de otro tipo. Compañías de energía solar como Sunpower o Jinko Solar, o compañías eléctricas como Verbund o EnergoBit, de las que más adelante hablaremos.

El imperio de Gazprom


Si hay una empresa del sector energético que se ha esforzado por tener presencia en el mundo del fútbol, esa es la rusa Gazprom. El gigante que controla y distribuye el gas en el mundo.

Con unos ingresos de más de 150.000 millones en el año 2012, Gazprom es la mayor compañía de Rusia, la mayor empresa gasística del mundo y una de las principales petroleras. En Europa tiene el monopolio energético: El 60% del gas natural consumido en Austria proviene de Gazprom, el 35% en Alemania y el 20% en Francia. A otros países, como Estonia, Finlandia y Lituania, les provee de la totalidad de su suministro de gas.

MÁS INFORMACIÓN: Trabajo sobre Gazprom (Juan Pérez Ventura, 2011)

Sin barreras ni obstáculos en el sector energético europeo, el año 2012 Gazprom decidió adentrarse en el fútbol del Viejo Continente. Y lo hizo a lo grande. Actualmente es el principal sponsor de la UEFA Champions League, la competición de fútbol más importante del mundo a nivel de clubes, y será el anunciante del Mundial de Fútbol de 2018 que se disputará en Rusia.

“Gazprom no es sólo la mayor compañía de gas del mundo, sino también una de las más apasionadas con el fútbol. Tenemos una larga historia en el apoyo a los clubes de fútbol en Rusia y en Europa”. Esas fueron las palabras de Alexey Miller, presidente del comité de gestión de Gazprom, tras alcanzar el acuerdo con la UEFA.

La compañía rusa también patrocina a equipos de primer nivel como el Chelsea (liga inglesa), el Zenit de San Petersburgo (liga rusa) y el Schalke 04 (liga alemana). Pero Gazprom no sólo realiza funciones de publicidad, también hace las veces de financiero: aportó 95 millones de euros para que el Zenit pudiera contratar a Hulk y a Witsel, y sufragó los fichajes de Hazard (40 millones) y Oscar (30 millones), adquiridos por el Chelsea.

No deja de ser curioso que el principal patrocinador de la UEFA Champions League aparezca hasta en tres camisetas de equipos que participan en esta competición. Aun así, parece que durante los próximos años la presencia de Gazprom en el fútbol va a ser tan importante como lo es el gas que produce.

MÁS INFORMACIÓN: Los tentáculos de Gazprom en la Champions League (futbolprimera.es)

No todo son buenos números en la relación entre el fútbol y Gazprom. Los críticos de la compañía se cuentan por miles, desde ecologistas hasta incluso miembros de la propia UEFA. Desde la máxima organización del fútbol europeo ya se había cuestionado durante la pasada temporada el modelo económico del Chelsea por su excesiva dependencia de las aportaciones de Roman Abramovich y Gazprom.

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La Comisión Europea abrió el año pasado una investigación sobre el consorcio gasístico ruso Gazprom por presunto abuso de posición dominante y obstaculización de la competencia en los mercados de Europa central y del este. Además, han sido polémicas las operaciones de extracción en el Ártico, las guerras del gas con Ucrania, que desembocaron en el corte de suministro de gas a su país vecino, y las destituciones de tres altos ejecutivos Gazprom por corrupción.


La polémica y las críticas siempre van de la mano de las grandes empresas energéticas, que no se caracterizan por tener comportamientos éticos en cuanto a medio ambiente y sociedad. Las prácticas de empresas como Gazprom han de estar sujetas a control y a supervisión de agentes externos a la empresa, para intentar evitar los malos hábitos, que llevan a estas compañías a ganar cientos de miles de millones cada año.

No todo es petróleo y gas


Aunque la mayor parte de las empresas del sector energético que patrocinan el fútbol están relacionadas con el petróleo y el gas, también encontramos algunos casos de empresas energéticas de otro tipo. Por ejemplo el equipo alemán Bayer Leverkusen, uno de los más importantes del país, luce en su camiseta el nombre de SunPower, multinacional estadounidense relacionada con la energía solar. SunPower es líder del sector, con unos ingresos de 2.300 millones de dólares en 2011.

En su página web se describen en estos términos: “SunPower se mantiene a la vanguardia de la revolución solar desde hace más de un cuarto de siglo. Diseña, fabrica y proporciona las más modernas tecnologías solares. Eleva los estándares y bate récords. Además, está contribuyendo a cambiar la forma de pensar del mundo en términos energéticos. Por todo ello, los expertos en energía solar eligen SunPower: The World’s Standard for Solar

En el caso del Valencia CF también vemos un ejemplo de cómo las empresas relacionadas con otros tipos de energía se están abriendo camino en el patrocinio del fútbol. [Enlace retirado], una de las empresas más importantes del mundo en el sector de la energía fotovoltáica, con una facturación de 1.100 millones de dólares y una plantilla de 9.000 trabajadores.


Aunque no es un equipo de primer nivel a nivel europeo, el CFR Cluj, de la liga rumana, también lleva publicidad de una empresa del sector energético, EnergoBit. En este caso tanto el equipo de fútbol como la empresa están un escalón por debajo de las grandes multinacionales que hemos mencionado anteriormente. EnergoBit es una empresa eléctrica rumana, la principal del país en este sector.

Finalmente, en Austria encontramos otro ejemplo de energía eléctrica anunciada en el fútbol con la empresa Verbund y el equipo FC Austria de Viena. Al igual que en el anterior ejemplo rumano, en este caso la empresa es la principal del país en el sector energético, y el equipo es de tercer nivel en Europa.


El caso de las compañías aéreas del Golfo Pérsico


Como estamos hablando de la presencia del sector energético en los patrocinios del mundo del fútbol, puede sorprender que incluyamos en el artículo empresas como Emirates o Qatar Airways, que no son compañías energéticas, sino aerolíneas. La explicación es la siguiente: estas empresas aéreas están muy relacionadas con el sector energético, especialmente con el petróleo.

Por ejemplo, Emirates es una gran empresa de los Emiratos Árabes Unidos (EUA) que no habría existido si ese país no hubiera tenido las reservas petrolíferas que tiene. Aunque es una afirmación algo aventurada, lo cierto es que los ejemplos son varios y se puede demostrar la estrecha relación entre los yacimientos de petróleo y el surgimiento de importantes aerolíneas.

La primera pista que tenemos es la edad de las compañías aéreas. Mientras que las grandes aerolíneas occidentales surgieron en la primera mitad del S.XX, los nuevos gigantes del Golfo Pérsico se formaron hace relativamente poco tiempo. Así lo comprobamos al ver cuándo nació cada aerolínea: American Airlines en 1930, Iberia en 1927 o Air France en 1933, y por otro lado, Emirates se fundó en 1985, Qatar Airways en 1993 o Etihad Airways en 2003.

Durante todo el S.XX las grandes compañías aéreas de Europa y Estados Unidos reinaron en los cielos, pero desde hace unos años las aerolíneas del Golfo Pérsico les están arrebatando el trono. ¿Por qué ha ocurrido esto?[...]»

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